42 kilómetros

Escucho el sonido del disparo y me transporto aca otra vez, Pero esto es en otra ciudad mi consuelo máximo es saber que todo es nuevo, las misma caras conocidas ahí esta el francés a mi izquierda, puedo ver a los gemelos más adelante, y al chino que me quiere pasar, pero da igual esto no son los 100 metros planos, son los 42 K de Santiago y me he esforzado mucho como para caer en su juego, mantengo mi ritmo mientras escucho música y me doy cuenta que ya esta por cambiar  es mi señal para acelerar, este tramo es  en bajada me será más fácil acelerar acá, que bueno que llovió anoche siento que este aire me limpia los pulmones, aunque estemos en movimiento y no tenga frío, el aire cordillerano se siente muy helado al ingresar por las narices, falta poco para la meta y estoy a diez lugares de conseguirla, el francés y el chino van a la cabeza, y los gemelos me pisan los talones.
Faltando 15 cuadras para llegar comienza nuevamente este dolor en el hombro, es como un cuchillo atravesando el hombro roto, voy en la posición 3 me falta pasar una vez más al chino y al francés
Y los gemelos de verdad son insistentes, a la vuelta hay una estación de esponjas con agua y  cerca la meta.
Tengo mi esponja, bebo y la arrojo, son las últimas cuadras que quedan y estoy casi sin fuerza, pero pasé al francés, sólo faltas tú, pero ¿porque te detienes?.
Llegué segundo, Que alegría.

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